La plastilina es un material muy utilizado en el mundo del arte y la manualidad. Es suave, maleable y permite crear todo tipo de formas y figuras. Sin embargo, a veces puede resultar frustrante cuando la plastilina se vuelve demasiado blanda y difícil de trabajar. Afortunadamente, existen técnicas para endurecerla y lograr que se mantenga firme como una piedra. En este artículo, te mostraremos algunas de estas técnicas para que puedas disfrutar de tu plastilina dura como piedra.
Endurecer la plastilina con aire
Una de las formas más sencillas de endurecer la plastilina es dejarla al aire libre. Al exponerla al aire, la plastilina se irá secando gradualmente y adquirirá una consistencia más firme. Para ello, simplemente debes dejar la plastilina extendida en una superficie plana y esperar a que se seque por completo.
Es importante tener en cuenta que este proceso puede llevar tiempo, dependiendo de la cantidad de plastilina y de la humedad del ambiente. Si deseas acelerar el proceso, puedes utilizar un ventilador o un secador de pelo en la configuración de aire frío para ayudar a que la plastilina se seque más rápido.
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Recuerda que, al dejar la plastilina al aire libre, es posible que se acumule polvo o suciedad en su superficie. Para evitar esto, puedes cubrirla con un paño o una bolsa de plástico mientras se seca.
Endurecer la plastilina con calor
Otra técnica para endurecer la plastilina es utilizar calor. El calor ayuda a que la plastilina se derrita ligeramente y luego se endurezca al enfriarse. Para ello, puedes utilizar un horno convencional o un horno de microondas.
Si utilizas un horno convencional, precaliéntalo a una temperatura baja, alrededor de 100 grados Celsius. Coloca la plastilina en una bandeja apta para horno y déjala dentro durante unos minutos. Vigila de cerca el proceso para evitar que la plastilina se derrita por completo. Una vez que la plastilina se haya endurecido, retírala del horno y déjala enfriar antes de manipularla.
Si prefieres utilizar un horno de microondas, coloca la plastilina en un recipiente apto para microondas y caliéntala en intervalos cortos de tiempo, de 10 a 15 segundos. Asegúrate de revisar la plastilina después de cada intervalo para evitar que se derrita por completo. Una vez que la plastilina se haya endurecido, déjala enfriar antes de utilizarla.
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Es importante tener en cuenta que el calor puede alterar ligeramente el color de la plastilina, por lo que es recomendable realizar pruebas en una pequeña cantidad antes de someter toda la plastilina al proceso de endurecimiento con calor.
Endurecer la plastilina con productos sellantes
Si prefieres no utilizar el calor o el aire para endurecer la plastilina, existen productos sellantes que pueden ayudarte a lograr el resultado deseado. Estos productos sellantes crean una capa protectora alrededor de la plastilina, evitando que se seque y manteniéndola firme.
Uno de los productos sellantes más comunes es el barniz acrílico. Este barniz se aplica sobre la superficie de la plastilina con un pincel y se deja secar. El barniz acrílico no solo endurece la plastilina, sino que también le da un acabado brillante y protege la superficie de posibles daños.
Otro producto sellante que puedes utilizar es el aerosol fijador. Este aerosol se aplica sobre la plastilina a una distancia adecuada y se deja secar. El aerosol fijador crea una capa protectora transparente que endurece la plastilina y evita que se deshaga o se deforme.
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Es importante seguir las instrucciones del fabricante al utilizar estos productos sellantes, ya que cada uno puede tener sus propias recomendaciones de aplicación y tiempo de secado.
Si deseas tener una plastilina dura como piedra, puedes utilizar diferentes técnicas como dejarla al aire libre, utilizar calor o aplicar productos sellantes. Cada una de estas técnicas tiene sus propias ventajas y desventajas, por lo que es recomendable probarlas en pequeñas cantidades antes de aplicarlas a toda la plastilina. ¡Diviértete creando con tu plastilina dura como piedra!